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Quizá lo que ahora voy a comentar parezca muy teórico, pero son una serie de consideraciones a las que he llegado, por uno y otro lado y con la ayuda del amigo Paul Valenx y de su excepcional Foro, El Anillo de Barro, y que creo son muy necesarias para posteriormente aplicarlas a la obra. El hacer un diorama o viñeta que transmita un “algo” necesita un trabajo previo de composición y comprensión.
Pongo como ejemplo de diorama mi obra "Los Campos del Pelennor".
Uno de los objetivos que me marqué al hacer esta escena fue la de intentar que el conjunto resultase homogéneo a la vista; es decir, que se no destacase ninguna parte en concreto, que resultase agradable a la vista al echarle un solo vistazo.
En teoría, no debe ser difícil de conseguir, pues simplemente con un poco de buen gusto y algo de ganas podemos llegar a disponer toda la serie de elementos que van sobre el sustrato/base de manera que queden más o menos bien colocados.
Donde reside la “magia” de esta armonía es en la ubicación de la miniatura en el sustrato, de su interrelación con el resto de figuras que componen la escena.
Para que veáis un ejemplo de lo que digo, aquí os pongo uno de los problemas que me surgieron a la hora de componer la escena; veamos varios casos posibles:
- Si a la miniatura grande (el Olifante/Mûmakil), la coloco hacia unos de los lados, las pequeñas estarían supuestamente atacando desde el otro; nos plantea la duda de que el diorama/viñeta, está desequilibrado, teniendo una gran masa a uno de los lados, y prácticamente nada en el otro. Esto provoca un desequilibrio de composición; esto es, a un sólo golpe de vista, la escena nos parece buena quizás, pero con algo que no nos acaba de convencer, esa acumulación de masa en uno de los lados es lo que nos molesta en contraposición con lo vacío que se nos presenta el otro. Podríamos resolverlo poniendo más "peso", es decir, mayor cantidad de miniaturas de rohirrim en el lado correspondiente, pero aún así la escena perdía fuerza visual.
- ¿Y si coloco la mini grande en el centro, rodeada del resto de figuras? Yo creo que la escena que se desarrolla sobre el sustrato debe ser dispuesta de tal modo que nos de la sensación de que prosigue hacia afuera, es decir, que se proyecte en nuestra imaginación fuera de lo puramente físico. Nos convertimos pues en parte de la escena, nosotros continuamos componiendo con la imaginación el resto de la obra.
Y después de toda esta teoría, muy resumida, pero necesaria para hacer una obra coherente, procederemos a colorear el conjunto, pero eso sí, siempre manteniendo un esquema de color que interrelacione a las miniaturas entre sí y con la base, con el sustrato sobre el que se mueven. Lógicamente todo tiene que tener un nexo común para no desentonar; por ejemplo, polvo en las capas de los rohirrim y patas del Olifante y caballos…
Como veis, todo en este maravilloso hobby precisa de un poco de tiempo para pensar y visualizar mentalmente la obra.
Un saludo... y en un futuro habrá más ladrillos teóricos!!
2 comentarios:
El blog es tan negro como Paifuuuuuulinnnnnnn!!!!!!!!!! Yo llevo 7 años esperando una miniatura, a ver cuando encuentras una de Farooksh o de Lynnot.
Cuánta razón llevas en todo, potxolona!! En lo de la miniatura tengo excusa, porque ando buscando una más bonita que los orcos que suelo pintar... algo encontraré, tranqui!
Un besote!!
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